El pequeño Frankie nos mostró un lugar en el ático desde donde se podía espiar a su hermana duchándose. Marlon y yo teníamos doce, y la hermana de Frankie, Anita, catorce, y ya se había convertido en mujer. La vista era limitada, solo una hendija delgada que permitía que los ojos distinguieran claramente azulejos y piel. Pero si ella se movía lo suficiente, el cerebro podía armar una imagen completa. Además, suponíamos que estaba de espaldas a nosotros. Mientras Marlon y yo intentábamos ordenarle telepáticamente que se moviera, Frankie nos contó una historia sobre Anita, como para darle sonido de fondo a nuestras perversiones. Cuando ella tenía siete, la despertaron el ruido de botas sobre el suelo de linóleo y unos susurros irreconocibles. Ya una ávida cazadora, le disparó al primer intruso en la cara y al segundo en el pecho con una escopeta calibre 410. El tercero, con una herida en la barriga, quedó tirado en el suelo, vivo, pero haciendo ruidos de succión al respirar. El pequeño Frankie dijo que custodió la herida en la barriga mientras su padre y Anita fueron a buscar a la policía.
Entonces ocurrió. Anita se dio vuelta y se movió de un lado a otro al ponerse champú en el pelo. No fue mucho movimiento, pero suficiente. Me acomodé para ver mejor y Marlon me dijo que me quedara quieto o nos oiría.
—No —dijo el pequeño Frankie—. Puede oírlo todo.
Traducción: Fernando Stagliano
Revisión: Susurros Chinos
Publicado en Instantáneas de ficción. Volumen 1
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Del original Belly, de Timothy Fitts, publicado en SmokeLong Quarterly, Número cincuenta y siete, septiembre de 2017.
Timothy Fitts vive en Filadelfia con su familia. Es miembro del plantel editorial de Painted Bride Quarterly y del Departamento de Humanidades del Instituto de Música Curtis. Sus obras de ficción y fotografía se pueden encontrar en publicaciones como The Gettysburg Review, Granta (online), Day One, The New England Review, Shenandoah, entre otras. Su compilación de cuentos Hypothermia fue publicada en 2017 por MadHat Press.